En el corazón de los Andes, a una altitud de 700 metros sobre el nivel del mar, se encuentra el volcán Llullaillaco, un lugar que ha albergado un misterio ancestral: los niños momia de Llullaillaco. Su descubrimiento en 1999 cambió nuestra comprensión de las prácticas rituales del Imperio Inca, revelando una historia conmovedora y escalofriante de sacrificio y fe.
Un Hallazgo que Conmocionó al Mundo
En marzo de 1999, una expedición liderada por el antropólogo Johan Reinhard y la arqueóloga Costanza Ceruti se aventuró a la cima del Llullaillaco. Su objetivo era investigar las ruinas de un antiguo santuario incaico, y lo que encontraron superó todas sus expectativas. En medio de la nieve y el hielo, desenterraron tres cuerpos momificados, impecablemente preservados por el frío extremo y la sequedad del ambiente. Estos niños, bautizados como La Doncella (una joven de 15 años), El Niño (un chico de entre 7 y 12 años) y La Niña (una niña de 6 años), se convirtieron en un testimonio invaluable de la historia incaica.
El descubrimiento de las momias de Llullaillaco fue un evento histórico. Nunca antes se habían encontrado cuerpos tan bien preservados de la época precolombina. Estos niños, sacrificados en un ritual ancestral, se convirtieron en una ventana al pasado, permitiéndonos comprender mejor las creencias y prácticas de los incas.
Un Viaje Lleno de Sacrificio
Las investigaciones revelaron que los tres niños viajaron a pie desde el Cuzco, la capital del Imperio Inca, hasta el volcán Llullaillaco, un viaje de 600 kilómetros lleno de desafíos y peligros. Su destino era el santuario incaico en la cima del volcán, donde fueron sacrificados como ofrenda a los dioses.
Los incas creían que los niños, considerados seres puros, podían servir como emisarios entre el entorno terrenal y el divino. En tiempos de catástrofes o calamidades, se realizaban sacrificios humanos, llamados chapacocha, para apaciguar la ira de los dioses y asegurar la prosperidad del imperio.
El Debate sobre la Muerte de los Niños
La pregunta que ha mantenido a los investigadores enfrascados en un debate intenso es cómo murieron los niños. La hipótesis inicial apuntaba a la hipotermia como causa de muerte. Sin embargo, el hallazgo de manchas de sangre y saliva en la túnica de El Niño, descubierto por la antropóloga forense Angelique Corthals, planteó una nueva teoría. Corthals sugirió que El Niño murió a causa de un golpe en la cabeza, posiblemente infligido por un sacerdote inca.
Esta hipótesis, que desafiaba la idea de una muerte pacífica por hipotermia, generó controversia. Mario Bernanski, científico responsable de la conservación de las momias, se opuso a la teoría de Corthals. Su análisis de tomografías craneanas no encontró evidencia de traumas contundentes. En cambio, Bernanski encontró altos niveles de coca y chicha (una bebida alcohólica) en los tejidos y cabellos de los niños.
Estos hallazgos llevaron a Bernanski a creer que los niños fueron sedados con una mezcla de coca y chicha, lo que los llevó a un estado de somnolencia. La hipotermia, producto de la altitud y el frío extremo, finalmente terminó con sus vidas.
El director del Museo de Arqueología del Alta Montaña (MAAM), Miguel Xemena, ofreció una interpretación diferente de la mancha de sangre en la túnica de El Niño. Xemena atribuyó la sangre a un edema pulmonar, una condición que podría haber sido causada por la falta de oxígeno y la baja presión a la que se enfrentaban los niños durante el ascenso.
A pesar de las diferentes interpretaciones, la evidencia sugiere que la muerte de los niños fue un proceso lento y doloroso. La combinación de sedación, hipotermia y la dureza del ambiente les arrebató la vida poco a poco.
El Legado de los Niños Momia
Los niños momia de Llullaillaco son un testimonio conmovedor de la historia incaica. Su descubrimiento nos ha permitido comprender mejor las prácticas rituales de esta civilización, así como las creencias y valores que guiaron su comportamiento.
Las momias se encuentran actualmente en exhibición en el Museo de Arqueología del Alta Montaña (MAAM) en Salta, Argentina. Son un símbolo de la riqueza cultural del pasado y un recordatorio de la complejidad de la historia humana.
Sobre los Niños Momia de Llullaillaco
¿Qué edad tenían los niños momia de Llullaillaco?
La Doncella tenía aproximadamente 15 años, El Niño tenía entre 7 y 12 años y La Niña tenía alrededor de 6 años.
¿Cómo fueron descubiertos los niños momia de Llullaillaco?
Fueron descubiertos en 1999 por una expedición liderada por el antropólogo Johan Reinhard y la arqueóloga Costanza Ceruti, que buscaba ruinas de un antiguo santuario incaico en la cima del volcán Llullaillaco.
¿Por qué fueron sacrificados los niños momia de Llullaillaco?
Los incas creían que los niños, considerados seres puros, podían servir como emisarios entre el entorno terrenal y el divino. En tiempos de catástrofes o calamidades, se realizaban sacrificios humanos, llamados chapacocha, para apaciguar la ira de los dioses y asegurar la prosperidad del imperio.
¿Cómo murieron los niños momia de Llullaillaco?
La causa exacta de la muerte de los niños es aún objeto de debate. Algunos investigadores creen que fueron sedados con coca y chicha y luego murieron por hipotermia. Otros creen que fueron asesinados por un golpe en la cabeza.
¿Dónde se encuentran los niños momia de Llullaillaco?
Los niños momia de Llullaillaco se encuentran en exhibición en el Museo de Arqueología del Alta Montaña (MAAM) en Salta, Argentina.
La historia de los niños momia de Llullaillaco es una historia de sacrificio, fe y misterio. Su descubrimiento nos ha brindado una visión única de las prácticas rituales de los incas y nos ha permitido conectar con un pasado ancestral. Estos niños, que fueron víctimas de un ritual sangriento, ahora se han convertido en embajadores de la historia, recordándonos la importancia de preservar la memoria y comprender las complejidades de las culturas antiguas.
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