La historia de la química está llena de descubrimientos que revolucionaron nuestra comprensión del entorno. Uno de los más importantes fue el derrumbe de la teoría vitalista, una idea que dominó la química orgánica durante décadas. Esta teoría, defendida por el químico sueco Jöns Jacob Berzelius, sostenía que las sustancias orgánicas, aquellas que se encuentran en los seres vivos, solo podían ser creadas por una fuerza vital presente en los organismos vivos. Esta fuerza, se decía, era algo misterioso e intangible que distintutorial a la materia orgánica de la inorgánica.
El nacimiento de la química moderna y el misterio de la materia orgánica
A finales del siglo XVIII, los químicos comenzaron a comprender que todo en el entorno, desde el aire y el agua hasta los metales, las rocas y los organismos vivos, estaba compuesto por los mismos elementos básicos. Se empezaron a compilar listas de estos elementos, incluyendo el hidrógeno, el oxígeno, el carbono y metales como el hierro, el cobre y el oro.
Los químicos desarrollaron técnicas para identificar y medir las proporciones de los elementos en sustancias más complejas o compuestos. A principios del siglo XIX, se llegó a comprender que cada elemento estaba hecho de partículas diminutas e indivisibles llamadas átomos, y que los compuestos estaban hechos de estos átomos en diferentes disposiciones y combinaciones.
Este avance marcó el nacimiento de la química moderna, que buscaba explicar cómo todo estaba formado. Sin embargo, había un misterio que setutorial sin resolverse: las sustancias orgánicas.
Los químicos podían estudiar y entender los compuestos hallados en seres vivos -animales y plantas- y veían que la mayoría contenía los mismos elementos, en particular carbono, oxígeno, hidrógeno y nitrógeno. Pero no lograban descifrar las complejas combinaciones y las misteriosas proporciones de estas materias.
La dificultad para crear sustancias orgánicas en un laboratorio llevó a la creencia de que había algo único en los organismos vivos, una misteriosa fuerza vital que les daba una habilidad especial para sintetizar químicos. Esta teoría, conocida como vitalismo, marcaba la diferencia entre productos naturales y aquellos que podían fabricarse en un laboratorio.
Wöhler y la síntesis de la urea: El golpe final al vitalismo
En 1828, el químico alemán Friedrich Wöhler, un joven entusiasta y algo rebelde que no estaba convencido de la existencia de la fuerza vital, logró sintetizar en el laboratorio un producto elaborado por los organismos vivos: la urea. Esta sustancia, también llamada carbodiamida (NH2–CO–NH2), aparece en la orina humana y de muchos animales, aunque también se encuentra en algunos vegetales.
Wöhler estaba estudiando las sales del ácido ciánico. Al mezclar cianato de potasio con cloruro de amonio, ambos en solución, luego calentar y enfriar, obtuvo cianato de amonio. Este, al calentarse, sufre una transposición, convirtiéndose en urea.
La síntesis de la urea fue un hito en la historia de la química. Por primera vez, se había demostrado que una sustancia orgánica podía ser creada en un laboratorio a partir de compuestos inorgánicos. Este descubrimiento derrumbó los principales argumentos de los vitalistas, y en particular los de su profesor, Berzelius, quien en un principio se negó a admitir el hecho científico.
El descubrimiento de Wöhler no fue una creación intencional. Wöhler no andaba tratando de reproducir la orina. La historia comenzó unos años antes, en 1823, cuando el joven científico alemán se mudó a Estocolmo para estudiar con el famoso químico sueco Jons Jakob Berzelius. Un año más tarde, Wöhler encontró algo interesante: al mezclar amoníaco con una sustancia llamada cianógeno, hecha de cianuro, podía producir el compuesto ácido oxálico y unos cristales blancos que no pudo identificar. Le tomó cuatro años darse cuenta de que esos cristales eran urea.
El material tenía exactamente la misma proporción de elementos que la sal llamada cianato de amonio -una parte de carbono y oxígeno, dos de nitrógeno y cuatro de hidrógeno- pero Wöhler veía que no se comportaba en absoluto como el cianato de amonio. Finalmente concluyó que su creación tenía las mismas propiedades que la urea, que hasta entonces solo se había encontrado de fuentes vivas.
El impacto del descubrimiento de Wöhler
El descubrimiento de Wöhler, que de hecho creó dos sustancias orgánicas (el ácido oxálico también se encuentra en algunas plantas), quedó en los anales científicos como uno de los hitos más importantes de la química. Muchos lo consideran el nacimiento de la química orgánica, que hoy nos permite fabricar desde medicamentos y combustibles hasta saborizantes y perfumes.
Y varios textos científicos escritos a partir de 1840 resaltaron la creación de la urea sintética como el principio del fin del vitalismo. Así lo señalaron también las obituarios escritas tras la muerte de Wöhler, en 1882, que lo consideraron el hombre que derribó el muro entre el entorno vivo y el entorno inorgánico.
Sin embargo, no existen evidencias de que el propio químico alemán le diera la trascendencia que le dieron otros. Cartas escritas entre Wöhler y su maestro, Berzelius, reflejan un gran entusiasmo por el hito logrado pero no lo consideran el punto final de la teoría vitalista.
En una carta, Berzelius incluso le pidió al joven que no deje que el hallazgo lo distraiga del resto de su trabajo, que consideraba más importante.
El mito de Wöhler
Hoy, la teoría de que Wöhler derribó por sí solo el vitalismo tiene un nombre: se lo llama el mito de wöhler. Y está bastante extendido. Así lo aseguró a la BBC Peter Ramberg de la Universidad Estatal Truman, en Missouri, Estados Unidos, quien hace dos décadas realizó un estudio de libros de textos sobre química orgánica y descubrió que el 90% de ellos contienen alguna versión de este mito.
Sin embargo, Ramberg y otros estudiosos modernos consideran que la idea de que una fuerza vital estaba detrás de la creación de materias orgánicas fue cayendo de a poco y en etapas, e incluso ya era una teoría desgastada en 1828 cuando Wöhler sintetizó la urea.
Lo que es indudable es que el descubrimiento del alemán demostró que los químicos podían reproducir productos naturales, lo que llevó a muchos de ellos a buscar emular e incluso rivalizar con la naturaleza. En pocas décadas se lograron avances enormes y para finales del siglo XIX ya había nacido la industria química que moldearía nuestra vida moderna.
El legado de Wöhler
El descubrimiento de Wöhler marcó un antes y un después en la historia de la química. Su trabajo abrió las puertas a la investigación en química orgánica, permitiendo el desarrollo de nuevos productos y tecnologías que han transformado nuestra vida. Aunque la teoría vitalista no desapareció de inmediato, el trabajo de Wöhler fue un golpe decisivo que sentó las bases para la química moderna.
¿Qué es la teoría vitalista?
La teoría vitalista sostenía que las sustancias orgánicas, aquellas que se encuentran en los seres vivos, solo podían ser creadas por una fuerza vital presente en los organismos vivos.
¿Quién era Jöns Jacob Berzelius?
Jöns Jacob Berzelius fue un químico sueco que defendió la teoría vitalista y fue profesor de Friedrich Wöhler.
¿Qué es la urea?
La urea es un compuesto orgánico que se encuentra en la orina de los animales. Es un producto de desecho del metabolismo de las proteínas.
¿Cómo se sintetizó la urea?
Wöhler sintetizó la urea al mezclar cianato de potasio con cloruro de amonio, ambos en solución, luego calentar y enfriar, obtuvo cianato de amonio. Este, al calentarse, sufre una transposición, convirtiéndose en urea.
¿Cuál fue el impacto del descubrimiento de Wöhler?
El descubrimiento de Wöhler fue un hito en la historia de la química. Derrumbó la teoría vitalista y abrió las puertas a la investigación en química orgánica.
El derrumbe de la teoría vitalista es un ejemplo de cómo la ciencia avanza a través del cuestionamiento y la experimentación. El descubrimiento de Wöhler demostró que la química orgánica no era un dominio exclusivo de los organismos vivos y abrió nuevas posibilidades para la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Su trabajo sentó las bases para la química moderna y nos recuerda la importancia de la investigación científica para comprender el entorno que nos rodea.
Si quieres conocer otros artículos parecidos a Wöhler: ¿Fin del vitalismo? la síntesis de la urea y la química moderna puedes visitar la categoría Historias reales.