Sissi, la emperatriz Isabel de Austria, ha cautivado la imaginación del entorno durante siglos. Su belleza, su espíritu independiente y su trágica vida han sido retratados en películas, libros y series de televisión, como la aclamada sissi con Romy Schneider y la reciente producción de Netflix la emperatriz. Pero, ¿Quién fue realmente Sissi? ¿Qué hay de verdad detrás de la imagen romántica que se ha creado a su alrededor?
Una Emperatriz Obsesionada con la Belleza y la Salud
Sissi, a diferencia de otras reinas de su época, era una mujer que se preocupaba por su salud y su apariencia física. Su obsesión por la belleza y la juventud la llevó a adoptar una serie de hábitos y prácticas que hoy en día nos parecen extravagantes, pero que eran comunes en la época.
Un Régimen de Belleza Extremo
Su cabello, que le llegaba hasta los pies, era su orgullo y su obsesión. Cada mañana, su peluquera personal dedicaba tres horas a cuidarlo con jabones de esencias, birra, mascarilla de coñac y huevo, perfumes florales y una mezcla de agua de limón, vinagre de manzana y ortigas para cerrar las puntas. Solo se lo lavaba dos veces al mes.
Para mantener su rostro radiante, Sissi se aplicaba una mascarilla de cuero untada con carne cruda de ternera y fresas trituradas. Su piel la mantenía tersa a base de baños nocturnos en aceite de oliva caliente y los servicios de una experta en hidroterapia y masajes.
Una Lucha Constante contra el Peso
Sissi vivía obsesionada con su peso. En palacio siempre había una báscula para controlar que no pasara de los 50 kilos y su cintura se tenía que mantener en 47 cm, a pesar de que medía 172 cm. Para la época, era una altura muy considerable y encima era más alta que su esposo, el emperador Francisco José I de Austria.
Para lograr su objetivo, Sissi se dedicaba al deporte de manera intensa. Instaló espalderas y anillas colgadas del techo, barras y combas en sus aposentos imperiales del palacio de Hofburg en Viena. Practicaba la equitación, la esgrima, la natación y le encantaba dar paseos de hasta ocho horas que dejaban medio muertos a sus acompañantes. En cuanto a la alimentación, creó su propia dieta proteica en la que prensaba la carne cruda, tomaba caldos de pollo, venado, perdiz y ternera y la leche no podía faltar en cualquier momento del día. Por ello, si tenía que trasladarse por motivos oficiales obligaba que trajeran sus vacas, cabras y corderos. El ayuno lo practicaba constantemente porque, en contrapartida, se atiborraba a dulces.
Una Depresión Profunda
La obsesión por la belleza y la juventud le causó estragos mentales a Sissi. Pasó la mayor parte de su vida con una depresión tan severa que a menudo se inyectaba cocaína, ya que se decía que tenía efectos antidepresivos y sedantes. Este hecho la convirtió en una adicta.
También era muy supersticiosa, por lo que para espantar los males colgaba diferentes amuletos de su reloj de oro de bolsillo. A medida que cumplía años fue perdiendo los dientes y el rostro lo tenía huesudo, por lo que siempre aparecía cubierta por un velo. Y si no se veía bien, cancelaba todos los compromisos sociales.
Más que una Emperatriz: Una Mujer con Sueños y Tristezas
Sissi no solo era una emperatriz obsesionada con su imagen. Era una mujer con sueños, aspiraciones y una profunda tristeza que la acompañó durante toda su vida.
Una Búsqueda de Libertad
Sissi era una mujer que anhelaba la libertad. No se sentía cómoda con los protocolos y las obligaciones de la corte vienesa. Prefería la naturaleza, los viajes y la compañía de sus seres queridos.
Como emperatriz, Elisabeth evitaba el gran público y prefería viajar en lugar de participar en ceremonias públicas. Sus viajes la llevaron por toda Europa, desde las montañas de los Alpes hasta las costas del Mediterráneo. En sus viajes, Sissi buscaba la libertad y la paz que no encontraba en la corte vienesa.
Un Matrimonio Complejo
Su matrimonio con el emperador Francisco José I de Austria fue un matrimonio de conveniencia, más que de amor. Aunque se enamoraron al principio, la relación se fue deteriorando con el paso de los años. Sissi se sentía atrapada en un papel que no le gustaba y Francisco José no pudo comprender sus necesidades y deseos.
La muerte de su hijo, Rodolfo, en 1889, fue un golpe devastador para Sissi. Nunca se recuperó completamente de la pérdida y se refugió en sus viajes y en su obsesión por la belleza y la juventud.
Un Final Trágico
Sissi fue asesinada en Ginebra en 1898 por un anarquista italiano. Su muerte prematura a los 60 años conmocionó al entorno.
Lo que necesits saber sobre Sissi
¿Cómo era la relación de Sissi con su esposo, el emperador Francisco José I de Austria?
Su matrimonio fue un matrimonio de conveniencia, más que de amor. Aunque se enamoraron al principio, la relación se fue deteriorando con el paso de los años. Sissi se sentía atrapada en un papel que no le gustaba y Francisco José no pudo comprender sus necesidades y deseos.
¿Por qué Sissi se inyectaba cocaína?
Sissi sufría de una depresión severa y se inyectaba cocaína porque se decía que tenía efectos antidepresivos y sedantes. Este hecho la convirtió en una adicta.
¿Qué lugares importantes se asocian con Sissi?
Sissi se asocia con numerosos lugares de Austria, como el Palacio de Hofburg en Viena, el Palacio de Schönbrunn, el Palacio de Hofburg de Innsbruck, el Palacio Leopoldskron en Salzburgo, el Palacio de Laxenburg, la Villa Imperial en Ischl, y el Palacio de Hermesvilla.
Sissi fue una mujer compleja, llena de contradicciones. Era una emperatriz que anhelaba la libertad, una mujer obsesionada con su belleza y una madre que sufrió la pérdida de su hijo. Su historia es una historia de sueños, tristezas y una búsqueda constante de la felicidad. Su vida y su muerte siguen fascinando al entorno, recordándonos que incluso las personas más poderosas pueden ser víctimas de la fragilidad humana.
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